Estimados seguidores del blog:
Hace un mes que Pau ha muerto, pero no he podido escribir sobre ello hasta hoy, porque las emociones estaban a flor de piel y resultaba demasiado duro dejar constancia de ello.
En realidad, no murió. En realidad lo maté. Decidí sacrificarlo después de despertar un día y ver que ni siquiera podía apoyar sus patas en el suelo porque se había roto los pocos ligamentos que le quedaban en buen estado.
Los veterinarios me dijeron que ninguna operación quirúrgica podría hacer que volviera a caminar, así que decidí sacrificarlo ese mismo día y darle una muerte digna, acabar con su sufrimiento y el mío, el de toda la familia. Porque Pau siempre fue un miembro más de nuestra familia y así lo recordaré por siempre.
En 2013 descubrí que mi perro Pau tenía el síndrome de Cushing, una enfermedad endrocrina que me abrió muchos interrogantes que a día de hoy sigo sin poder contestar. Para dar luz a la oscuridad en la que quedamos inmersos los propietarios de perros con esta enfermedad, he decidido crear este blog contando mi experiencia.
